Este es el dolor de cabeza de muchos padres: «las clases virtuales«. Para muchos es lo peor que nos ha traído el coronavirus. Tener que lidiar con la difícil tarea de educar en casa a los hijos.
¿Y es que pasaría si mi hijo no lleva las clases virtuales?
Primero veamos esto desde el lado formativo, no pedagógico como educación formal, si no más allá, como parte del crecimiento de un ser humano.
Sabemos que en los primeros años de vida el cerebro se encuentra en producción neuronal, esto puede extenderse hasta el tránsito de la adolescencia a la adultez. Por tanto, es el período en que el ser humano tienen más desarrolladas sus capacidades para el aprendizaje.
Sería ilógico cortar este proceso, dejar sin aprender a los niños o adolescentes en el vigor de sus procesos cerebrales.
Ahora, si a eso le sumamos el hecho que desde el 2do grado de primaria es necesario culminar el año escolar para poder ser promovidos al año siguiente, es una razón poderosa por la cual no deberíamos dejar a nuestros hijos sin sus clases virtuales.
Pero entonces los niños mas pequeños si pueden obviar este proceso durante este año de Covid 19.
Allí viene el otro lado de este tema.
Que les enseñamos a nuestros hijos si los excluimos de la educación formal. Que les enseñamos si dejamos una actividad porque nos parece difícil o hasta imposible de realizar. Que mensaje les damos si nos rendimos ante las dificultades y no somos capaces de adaptarnos a las nuevas situaciones.
Hagamos esa reflexión, más allá si no se reducen las mensualidades como creemos que deberían hacer los centros educativos, independientemente si nos parece correcta la forma en que la miss está llevando su aula virtual o si el trabajo desde casa es más estresante que desde la oficina.
No podemos dejar de aprovechar esta situación desfavorable para dar una lección de vida a nuestros hijos, anteponiendo nuestros propios beneficios.
Me quedo con esta frase escrita por C.S. Lewis: “Las dificultades preparan a personas comunes para destinos extraordinarios”