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Los niños pequeños deben estar frente a un dispositivo?

Los niños pequeños deben estar frente a un dispositivo?

Muchos padres vienen enfrentando esta masificación de la generación actual, de convertir como parte del juego o juguetes de los niños, los aparatos tecnológicos, lo más usual es  una Tablet, celular o laptop. Pero esto los beneficia o los perjudica. Las clases virtuales sabotean los intentos de alejar a los niños del exceso de tecnología?

Pues bien, aclaremos un primer punto, nada en exceso es bueno, absolutamente nada, entonces eso ya está descartado, el uso excesivo de la tecnología no es bueno para nadie, ni siquiera adultos, por razones de salud tanto física como emocional.

Enfocaremos este artículo al uso moderado de aparatos tecnológico, básicamente por la coyuntura actual, de esta pandemia, COVID 19, donde todo lo que realizamos se ha convertido en digital, como forma de protegernos de salir de casa y así evitar contagios. Sobre todo en las regiones donde las escuelas no abrirán durante todo el año, por lo que los niños reciben clases virtuales.

Sabemos por fuentes científicas que no es recomendable que los niños menores de 18 meses estén frente siquiera a un televisor. Mucho menos celulares o Tablet.

Los niños pequeños necesitan descubrir el mundo por exploración sensorial, es decir tocando, oliendo, sintiendo, probando y escuchando. El uso de aparatos tecnológicos los limita solo a ver y oír. Y es allí donde podemos entender porque ahora tantos niños padecen de problemas sensoriales. A demás de los problemas de sueño y de atención que esto desencadena.

El niño va creciendo, ya tiene 2 años, pero necesita interactuar, necesita desarrollar su imaginación, necesita aprender a aburrirse también.

Y aquí vamos generando el peor hábito de estas generaciones: no saben estar aburridos, porque siempre tienen que estar “viendo algo en la pantalla”.

Definitivamente no es bueno que los niños tan pequeños tengan un acceso ilimitado del uso de una Tablet, celular u otro dispositivo tecnológico. A partir de los 6 años, en que el cerebro del niño llega a otro nivel de maduración y los hábitos primarios o básicos ya se van arraigando, podemos dosificar un uso limitado de estos. Antes de esta edad, no debería.

Ahora, viviendo la emergencia por esta pandemia, donde los niños reciben las clases virtuales, tenemos que reducir aún más el tiempo de uso de estos dispositivos como recreación. Es decir, no vamos a dejar a los niños sin escuela porque no nos parezca que deba involucrarse en el mundo tecnológico. Tenemos que asumir el reto que nos ha tocado vivir y adaptarnos a la situación. Pero podemos mejorar este uso.

Acá les alcanzo unas recomendaciones:

– Poner horarios fijos para el uso de dispositivos fuera de las horas de las clases virtuales. Sólo para niños mayores de 6 años, los más pequeños no deben acceder a esto. Entre 6 a 11 años no debe exceder de 1 hora. Cuanto menos es mejor.

– Los niños deben estar acompañados al usar tecnología, recordemos        que es una ventana abierta al mundo exterior y no sabemos quién puede estar detrás de esta. A demás de que cualquier contenido será aprovechado oportunamente con la dirección de un adulto al lado.

– Si no queremos que nuestro niño reciba ninguna clase virtual para que no acceda a un dispositivo podemos ser, los padres o adultos a cargo, los que reproducen dichas clases. Es así, si la profesora hizo una clase sobre el color morado, utilizó un títere, pintó con globos y cantó la canción del morado. Replicamos la clase tal cual, así el niño no pierde su clase virtual, pero la puede vivenciar en directo.

Siempre hay formas de manejar las situaciones adversas que se presentan. Las clases virtuales son una necesidad que nace para no dejar a los niños sin aprender. Como padres podemos tener mucha iniciativa pero son los maestros los que nos pueden dirigir adecuadamente. No usemos la excusa de que las clases virtuales no funcionan, cuando el niño utiliza un celular para estar entretenido todo el día, definitivamente este niño no va a asociar la enseñanza con su juguete.

Además de robar la imaginación a los niños que usan estos dispositivos sin control, les quitamos la posibilidad de interactuar con el entorno, de aprender habilidades sociales y los condenamos a llevar una vida sedentaria con problemas de salud precoces.

La tecnología y los dispositivos creados para trasmitir información no son malas, al contrario, acortan distancias, nos muestra el lado que no conocemos del mundo, nos enseña, nos transporta. Lo malo es no saber usarla o con quien podemos compartirla.