Es muy controversial definir de donde proviene lo que nos constituye. Definitivamente los genes son el registro de lo que somos anatómica y fisiológicamente. Pero nuestros gustos, habilidades, aficiones, inteligencias, ¿son heredados genéticamente o adquiridos por el ambiente dónde crecimos?
Asumir que la inteligencia es genética implicaría aceptar que los hermanos gemelos pueden tener la misma capacidad de comprender y resolver problemas.
Las investigaciones con gemelos han demostrado que entre el 55% de la inteligencia está determinada por la genética. Sin embargo, este componente genético determina el límite superior de la inteligencia de una persona, es decir, la inteligencia máxima a la que se puede llegar. No es absoluta. El entorno determina si esa persona alcanzará de verdad este nivel máximo.
Los factores medioambientales, como la forma en la que crían los padres, la cultura en la que se nace, la educación que se recibe y su círculo de amigos determinan el 45% de la inteligencia. Estos factores medioambientales son especialmente importantes durante la juventud.
Recibimos la influencia e incidencia del entorno social en el que nos manejamos. Por lo que, si es cierto que la inteligencia de una persona tiene un componente genético, pero también se ve influenciada por el contexto social en el que esa persona vive.
Estos factores vinculados a lo social son más importantes durante la infancia, mientras los genéticos tienen una condición acumulativa que los hace más trascendentes en la etapa adulta.
Entonces respondiendo a la pregunta: ¿El tipo de inteligencia que poseemos es adquirida o heredada? Diríamos que es heredada pero determinada por la influencia del medio en el que nos desarrollemos.